Como detectarlo
Cuando uno pregunta a los profesores de un colegio cuales son los niños más conocidos de su curso (independientemente de que les den clase o no) suelen salir siempre los nombres de un puñadito de niños especialmente notorios. En el mejor de los casos por ser niños simpáticos, habladores, “trastos”, sociables, graciosos… En el peor, por ser los niños provocadores, contestones, que interrumpen, no dejan dar la clase, son irrespetuosos, están permanentemente castigados, en el pasillo, no se controlan y tienen problemas con todo el mundo, con profesores y con compañeros. En otras ocasiones son niños que los profesores consideran desmotivados, que pueden pero no quieren estudiar, que deberían tener mejor rendimiento por las capacidades que tienen, que son vagos y malcriados. Probablemente muchos de estos niños tienen un trastorno del desarrollo del cerebro llamado Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Estos niños no tienen un desarrollo cognitivo y emocional típico y eso les crea muchas dificultades para adaptarse a las clases, colegios, familias y en general a los esquemas al uso.
Dada la frecuencia del TDAH todos los profesores deberían tener al menos 1 niño con este trastorno en cada clase de 30 niños. Es decir, es un problema frecuente. Además, es uno de los trastornos mentales con mejor evolución si se ponen las medidas adecuadas y a tiempo. Pero necesita mucho esfuerzo y dedicación por parte de todos los adultos implicados en la educación y crecimiento satisfactorios de los niños.
Los niños hiperactivos no siguen el ritmo habitual de desarrollo de las capacidades cognitivas, del control de los impulsos, de la maduración emocional y moral que siguen la mayoría de los niños, y eso les hace chocar con sistemas educativos que estén pensados para el niño estándar. El niño normal, típico, es el que aprende a hablar, a leer, a controlarse, a razonar, a planificar, cuando “debe”, cuando lo hacen la mayoría de los niños. Pero hay algunos que tienen un desarrollo de capacidades más irregular, con algunas de ellas desarrollándose en su momento y otras siguiendo un curso más lento.
La atención, el autocontrol, la capacidad para utilizar habilidades mentales complejas como razonar, planificar, anticipar, organizar, manejar el tiempo, autopremiarse, son las funciones más afectadas en estos niños. Y eso les genera múltiples problemas en el colegio.